Era aquel campo. Era
boca que soñaba
cómo yo le hablaba
a la primavera.
Era como un guiño
que se acostumbraba
-mientras me pensaba-
a cosas de niño.
Era de luz rosa...,
revivir del tallo,
mirada en ti, hermosa
tan clara de mayo.
T E R N U R A
Esta pequeña caricia es
tan pequeña
como una semilla rosa del silencio...,
como una cantera de ésas cariñosas lágrimas
de niñez,
es tan pequeño su cuajar de aromas casi delicuescentes
como una llamada de estrellas,
como una geografía de amor,
como un salto de sonrisas
dibujado.
Esta pequeña caricia es
tan pequeña
en esencia de ansia y de virginal amabilidad
ante las orillas del Sur,
entre los encajes de hierba de los nortes más libres
y más azulándose para el desmayo sideral de los polos...,
tan pequeña
ahora que la pobreza es el pan obtuso de violines
como tú.
Es tan pequeña
en la enhadada sien de un simple día de Gulliver,
así
que remontará sales río arriba,
que escalará tumbos frenéticamente núbiles
siempre frente al horizonte;
algo
como tú
tan pequeña
de ágil retoño,
de lánguido columpio hacia un quizás zodiaco de cuento,
de sangre vegetal,
de noche muy transparentemente en lluvia,
de remembranza órfica,
de licor de durazno,
de mar nuestro.
DÉJATE SUEÑO
Déjate sueño,
cuida tu cielo.
Siempre un latido
en paraíso
indescriptible
te habla, te sigue.
En los abrazos
del vivir, cándidos,
se enciende el tiempo
digno al deseo.
Y aunque tú llores
verán las flores.
Y aunque tú mueras
tendrán la tierra
de los recuerdos
libres, aprestos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario