martes, 8 de octubre de 2019

COMO LA TIERRA






1

Tu aliento como la tierra
germina, admira y sangra
con las riendas del amor,
con las más dulces palabras.

Como la tierra en abrazo
que endiosa si más abraza
raíces de los jardines,
tentaciones de esperanza.

Desde el fondo, sueño lento,
desde lo profundo exhala
recuerdos despavoridos
que enciegan al tiempo, y saltan.




2

Como el mar puedes echarme
el agua desde tu sangre.

Como el volcán perseguirme
los latidos que tú fuiste.

Como las uvas beberme
la bondad donde floreces.

Como la aurora mirarme
en la Isla, sin olvidarte.




3

Te alzaré un beso mío
desde el fondo del tiempo
cuando duerman los mundos
adentro, en lo más dentro.

Los astros serán bríos
formando nuestro aliento;
y ya no habrá un abismo,
tampoco algún desierto.

Te alzaré un beso mío;
un beso, sí, sintiendo.




4

La sangre es vino fluvial
que en los océanos nace
como miel de claridad
declamando las verdades.

Llena de siglos y siglos
por olas a olas late
contra el cansancio y el olvido
tan furiosamente suave.

Mástil de luz, en la tierra,
que afirma el amor más grande;
ventana del Sol, abierta
de par en par, porque llamen.




5

Luchando a amor, luchando
ni un abismo nos detiene.
Sed del amor nos empuja
paso a paso, y nos asciende.

Queriendo llevar la vida
por la ausencia de la muerte
a garras de amor, igual
que sonrisas que la vencen.

Queriendo alzar la ternura
con dos fuerzas, frente a frente,
con dos bocas recabando
alientos que se convergen.




6
Yo siempre grito soñando
el corazón que tú tienes
y, aunque mucho pase el tiempo,
es el centro de tus bienes

que yo lo amo enamorando
con un beso y otro con creces
y hacia la eternidad tanto
que no lo hundirá la muerte.

Verá la luna tus ojos
que, de sólo abrirse, crecen;
y en frutal amor, en iris
de un cielo que resplandece.




7

Tu mirada, muda forma
por donde las flores hablan
como una ágil cometa
de angelicales nostalgias.

Tu mirada, sangre a sangre,
abierta hacia las distancias;
farol de amor, beso a beso
por donde suben las albas.

Dulce ríe ante la vida,
suave la ternura aclama,
siempre persiguiendo estrellas
de un cielo que nos entraña.




8

Mi amor quiso ser un día
un beso que sembró el cuerpo;
no más quiero, lo que vale:
desenredar su misterio.

Mientras amanece el mundo,
como si soñara el cielo,
la vida juega al perfume
que nunca jamás encuentro.

Pero... así es la esperanza,
pretender siempre un secreto;
porfiarlo cruzando mares
recordando los silencios.




José Repiso Moyano
http://sinembargoresistencia.blogspot.com/





-ALGO MÁS

--A mi padre



Yo sólo estaba allí de corazón
para ser algo más a vivo espacio;
aguas se abrían, árboles soñaban,
el aire vino para respirarlo.

Y, amando, estaba allí tal como niño,
tal como una ligera piel despacio
a por la luz de lo que es esperanza
con su mínimo amor, con su milagro.

Allí donde debía, ¡comprendido
en la única savia de lo dado
por Dios!, en la inherente providencia,
deseando emociones, deseando.

Allí justo, clamado por las hojas
de una vida, admirándola en abrazos
solícitos de fe y... de bienencuentro,
con el amor con cándidos ánimos.

Y sólo estaba allí, a miel hacendosa,
a miel de intercanción imaginando
la tierra y su horizonte al infinito...
que ve la libertad o ve soñando.

Recuerdo mi morada, ¡sus paredes
tan desnudas!, ¡tan límpidas!, un patio
al sur del albear, ¡grácil!, ¡tan fresco!,
donde el llover por dicha era llanto.

Recuerdo, mis caminos, el que al pueblo
hallaba, el que al arroyo del barranco
servía ¡a paz!, el que pintaba al mundo,
el que alegraba todo ensimismando.

Y –¡oh también!– el otero, y aquél olivo
sin más fuerza que el bien de su pasado,
y aquél palenque viejo, y el ojo de buey
de la estrecha escalera y aquél geranio.

Todo, como si fuera un real cuento,
todo por el velar de un don sagrado;
todo, como si un ser no descreciera
al merecer del sueño de los pájaros.

La cántara con leche, la collera,
la gubia, el almijar, el dispensario,
la sandía, el ají, la correhuela,
el fufo, la despensa, el empedrado.

Precisamente allí en calma mía,
al siempre mío de ilusión a tactos,
con la limpia humildad por animarse
amaneciendo, lo que era algo.

Y sólo estaba allí de corazón,
de corazón, ¡sí!, en su estar dejado y, así, amé lo que creí de cierto...
(por donde fue mi condición de barro).

.

ERA AQUEL CAMPO


Era aquel campo. Era
boca que soñaba
cómo yo le hablaba
a la primavera
.

Era como un guiño
que se acostumbraba
-mientras me pensaba-
a cosas de niño.

Era de luz rosa...,
revivir del tallo,
mirada en ti, hermosa
tan clara de mayo.



T E R N U R A


Esta pequeña caricia es

tan pequeña

como una semilla rosa del silencio...,

como una cantera de ésas cariñosas lágrimas

de niñez,

es tan pequeño su cuajar de aromas casi delicuescentes

como una llamada de estrellas,

como una geografía de amor,

como un salto de sonrisas

dibujado.


Esta pequeña caricia es

tan pequeña

en esencia de ansia y de virginal amabilidad

ante las orillas del Sur,

entre los encajes de hierba de los nortes más libres

y más azulándose para el desmayo sideral de los polos...,

tan pequeña

ahora que la pobreza es el pan obtuso de violines

como tú.


Es tan pequeña

en la enhadada sien de un simple día de Gulliver,

así

que remontará sales río arriba,

que escalará tumbos frenéticamente núbiles

siempre frente al horizonte;

algo

como tú

tan pequeña

de ágil retoño,

de lánguido columpio hacia un quizás zodiaco de cuento,

de sangre vegetal,

de noche muy transparentemente en lluvia,

de remembranza órfica,

de licor de durazno,

de mar nuestro.





DÉJATE SUEÑO


Déjate sueño,
cuida tu cielo.

Siempre un latido
en paraíso

indescriptible
te habla, te sigue.

En los abrazos
del vivir, cándidos,

se enciende el tiempo
digno al deseo.

Y aunque tú llores
verán las flores.

Y aunque tú mueras
tendrán la tierra

de los recuerdos
libres, aprestos.