martes, 8 de octubre de 2019

ERA AQUEL CAMPO


Era aquel campo. Era
boca que soñaba
cómo yo le hablaba
a la primavera
.

Era como un guiño
que se acostumbraba
-mientras me pensaba-
a cosas de niño.

Era de luz rosa...,
revivir del tallo,
mirada en ti, hermosa
tan clara de mayo.



T E R N U R A


Esta pequeña caricia es

tan pequeña

como una semilla rosa del silencio...,

como una cantera de ésas cariñosas lágrimas

de niñez,

es tan pequeño su cuajar de aromas casi delicuescentes

como una llamada de estrellas,

como una geografía de amor,

como un salto de sonrisas

dibujado.


Esta pequeña caricia es

tan pequeña

en esencia de ansia y de virginal amabilidad

ante las orillas del Sur,

entre los encajes de hierba de los nortes más libres

y más azulándose para el desmayo sideral de los polos...,

tan pequeña

ahora que la pobreza es el pan obtuso de violines

como tú.


Es tan pequeña

en la enhadada sien de un simple día de Gulliver,

así

que remontará sales río arriba,

que escalará tumbos frenéticamente núbiles

siempre frente al horizonte;

algo

como tú

tan pequeña

de ágil retoño,

de lánguido columpio hacia un quizás zodiaco de cuento,

de sangre vegetal,

de noche muy transparentemente en lluvia,

de remembranza órfica,

de licor de durazno,

de mar nuestro.





DÉJATE SUEÑO


Déjate sueño,
cuida tu cielo.

Siempre un latido
en paraíso

indescriptible
te habla, te sigue.

En los abrazos
del vivir, cándidos,

se enciende el tiempo
digno al deseo.

Y aunque tú llores
verán las flores.

Y aunque tú mueras
tendrán la tierra

de los recuerdos
libres, aprestos.

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